Documentación de una acción íntima para un manifiesto público.
MATRIA
8 de marzo de 2018
Muchas veces, cuando me preguntan de dónde soy, no sé muy bien qué decir. Pertenezco a una familia de migrantes por obligación que recogió siempre sus bártulos cuando era preciso sobrevivir y esa costumbre, hasta hace no mucho, se convirtió en una máxima para mi culo de mal asiento, haciendo que, con 35 años, acumule 20 mudanzas… Así que siempre me sentí una apátrida, la que no tiene pueblo, alguien acostumbrada, para bien y para mal, al desapego.
Esta vida, que es tan tremebunda, hizo muy pronto que los hombres, que en su día fueron lo que la sociedad consideraba como las “cabezas de
familia”, desaparecieran. Muertes cercanas, ruinas materiales y
emocionales, que a mis hermanos y a mí nos hicieron ver la existencia con otros ojos: los de la resistencia.
Entre idas y venidas, entre cajas de traslados y ausencias, repartimos nuestros días con un poderoso bastión femenino que nos crió,
convirtiéndonos en una descendencia configurada por mujeres: nuestra madre Zulema, nuestras Luces: abuela, tía y prima, nuestra bisabuela Lola, mi tía Marta, entre muchas otras…
Ellas son el poder que entreteje una historia que nos conforma y por el que hay que seguir luchando, ellas son las que nos inculcaron el respeto y la cultura del esfuerzo, las que nos enseñaron a ser seres libres,
solidarias, independientes, autónomas, las que nos enseñaron a tener la boca bien grande para clamar por nuestros derechos, y como bien os
imaginaréis, algunas harto complicado lo tuvieron. Ellas son nuestra patria, ellas nuestras raíces, ellas nuestra bandera.
Es por ellas que esta semana decidí estar un rato en su compañía, aunque físicamente algunas ya no estén, así que cogí el lápiz y entre bocetos de otros proyectos las dibujé, para volver a sentirlas, para volver a
conversar, para recordar lo que soy y de dónde vengo.
Mi patria: ellas, todas mis madres.
Por ellas también salgo hoy a la calle, porque mientras siga existiendo una brecha salarial, mientras siga existiendo el más mínimo acoso,
mientras siga existiendo un techo de cristal, mientras se siga juzgando a las que queremos vivir y hablar abiertamente de nuestra sexualidad, mientras que un representante del pueblo diga “no nos metamos en eso”… mientras no se igualen todos nuestros derechos, allí estaremos.
POR TODAS
Mi verbo no tiene género
8 de Marzo de 2019
Vídeo es un tributo al Día Internacional de la Mujer y nace de la afirmación hecha por dos mujeres ante los retos de la vida.
Una afirmación sostenida por todas las acciones, respaldada por todos los verbos.
Una certeza que se abre paso a través de las creencias.
Pieza realizada con Zulema Peña